Esta es una pregunta bastante habitual, sobre todo entre personas procedentes de otros países. Las diferencias entre el salchichón ibérico y el salami.
Salchichón ibérico
El salchichón ibérico es uno de los embutidos ibéricos más conocidos dentro y fuera de nuestras fronteras. Su sabor único y su aroma inconfundible lo hacen especial para degustar en una tabla de ibéricos, pero también para colocar dentro de un bocadillo. Encuentra un fuerte competidor en el salami que, a pesar de no elaborarse igual ni tener los mismos ingredientes, es cierto que a veces suelen llevar a confusión.
Dejando de lado las diferencias que hay entre los diversos salchichones y salamis elaborados en diferentes lugares y climas, estas son las diferencias más notables.
El salchichón ibérico procede de carne del cerdo ibérico, criado en libertad en las dehesas de la Península Ibérica, y se elabora también con una variedad de especies como la pimienta negra, el orégano, el ajo y la nuez moscada. Encontramos el picado del salchichón ibérico bastante fino y su gran toque característico es el sabor a pimienta negra.
El curado del salchichón ibérico se hace secado al aire o ahumado durante unos días, de ahí a que su textura sea bastante seca.
Salami
El salami, por su parte, es un embutido que tiene su origen en Italia. Es el resultado de la mezcla de carnes de vacuno y porcino sazonadas con ingredientes como la pimienta, el ajo y la sal. Estos ingredientes son los responsables de ese resultado tan sabroso y jugoso en el salami. El proceso de curación de las piezas también se hace al aire.
Lejos de ser un embutido para presentar en tablas de ibéricos, el salami es más bien el perfecto elegido para elaborar bocadillos para los más pequeños, ya que su increíble sabor lo hace uno de los favoritos de los niños. Pero no solo eso, los adultos también encuentran en el salami un embutido más jugoso para acompañar con otros platos, por ejemplo, en pizzas.